Sobre Teilhard de Chardin
En el nº60 la revista DINAMICA SOCIAL publicó un extracto del periódico "THE TABLET" de Londres acerca de este famoso paleontólogo jesuíta, decedido en Nueva York en marzo de 1955. Consideramos conveniente añadir algunas precisiones a lo que dice el periódico católico: lo cual desde luego no está mal.
Además de sus exploraciones en China y Java en busca del "eslabón perdido" (o sea del simio-hombre) TH. de Ch. es autor de muchas contribuciones a revistas de historia natural (como las recogidas en el tomo "Paléontologie et Transformisme", editado por André George en Albin Michel, Paris, 1950, pgs. 89 y 169); media docena de libros de difícil denominación: devoción-filosofía-teología-ciencia. en diferentes mezclas; algunos artículos de sociología publicados en la revista ETUDES; y una veintena de opúsculos teológicos impresos a mimeógrafo sin el "Imprimatur" de la Iglesia.
El "Tablet" indica que esos opúsculos son por lo menos sospechosos en la fe; y dice bien. Pero es menos exacto lo siguiente: "En el veredicto de la historia... permanece con su ortodoxia católica intacta... " porque "jamás repudió la autoridad de la Iglesia sino que sostuvo que había sido mal comprendido"; y además (risum teneatis) porque en Nueva York "nunca se quitó el cuello clerical".
Non séquitur. La verdad es lo que escribió en 1950 el abajo firmante en la página 15 de "CRISTO VUELVE", a saber: "Quien dudare de esto (de que se está formando ante nuestros ojos una nueva y vasta religión herética) puede leer las obras de... o recurrir a los numerosos opúsculos a mimeógrafo y sin imprimatur del P. Teilhard de Chardin; principalmente:
— Commant je crois
— Esquisse d'un Univers Personnel
— L'Esprit de la Terre
— Comment je vois
— Les Phases d'une Planète Vivante
— Le Milieu Vivant
— Introduction à la Vie Chrétienne
y otros menores; mezcla de buena ciencia, mala filosofía y teología herética sutilmente paliada; mezcla detonante que constituye un vasto y completo programa de 'neocatolicismo' profundamente heterodoxo v "modernista".
Esta nota nuestra fue reprochada en nuetro país por alguien que dijo: "No había que tratar de hereje a nadie anticipándose al juicio de la Iglesia; sino que había que probar las herejías sin calificarlas". No se puede 'probar' en una nota; y tampoco tratamos al autor de "hereje" (lo cual supone contumacia) sino de "teología herética" a la que él exponía: cosa que pertenece a mi oficio. Por lo demás, el juicio de la Iglesia ya estaba dado en la Encíclica Humani Géneris y en la Pascendi.
Teilhard de Ch. estaba entonces a punto de venir aquí a dar conferencias, traído por sus cofrades y el Museo de H. Natural de la Plata; sus opúsculos los encontré en Salta; una parte del clero joven francés, español e italiano se los pasan de mano en mano; el opúsculo "Introduction a la Vie Chrétienne" que yo leí, había sido transcripto a máquina (muy mal por cierto) por el profesor de Metafísica de la Universidad de Barcelona, canónigo N.N. Por eso consideré obligatorio (aunque penoso) escribir aquella nota — y estotra que escribo ahora.
No cabe en ella, una descripción de la "teología" de Ch., que tampoco es necesaria ahora, autorizadamente como está hecha por Menvielle. Baste decir que en ella se contienen entre otros ("sutilmente paliados", no en forma categórica) los siguientes errores:
1) el transformismo darwiniano dado como verdad cierta,
2) la negación de la Parusía o Segunda Venida de Cristo tal como la entiende la Iglesia,
3) la negación de la Redención por la obra personal de Cristo,
4) la negación del pecado original, a la manera de Palagius,
5) monismo materialista evolucionista parecido al de Spencer y Haeckel,
6) panteísmo sutil a la manera de Bergson,
7) interpretación modernista de todos los sacramentos empezando por la Eucaristía, a la manera de Guenther,
8) negación del fin primario del matrimonio, fijado por él en la "ayuda espiritual mutua" entre los esposos,
9) aprobación de los medios contracepcionistas en el matrimonio, a la manera de Malthus,
10) negativa implícita de la autoridad de la Iglesia para definir lo revelado — a manera de Loysy, Tyrrell, etc.
He escrito "negaciones" para abreviar; pero más que negaciones son "adulteraciones" capciosas y tangentes del dogma cristiano, lo cual es propio de la herejía modernista, condenada por Pío X en la Pascendi. Creo que no era un protervo, sino un débil: dos años viví con él como vecino de cuarto en el 4º piso de la 42 rué Grenelle, París; y ni una sola vez me dirigió la palabra, ni para darme los Buenos Días. Era uno de esos "sabios" de hoy, que porque dominan una técnica de investigación, reciben de la tilinguería contemporánea título de "sabios"; como Enrico Fermi y aun el mismo Einstein (1). Como dijo Max Scheler, su sabiduría no se diferencia de la sabiduría del chimpancé en genero, sino solamente en grado; con razón éste tenía, tanto empeño en descender del chimpancé, a través del Evanthopus, el Sinanthropas y el Quasianthropus. Habrá que inventar una nueva palabra para designar la sabiduría de los que conocen "los primeros principios y las últimas causas"; porque "sabio" hoy día llaman a los técnicos; y a imitación de Pitágoras que se llamó modestamente Filó-Sofo (aficionado a la sabiduría) para distinguirse de los hinchados Sofos (sabios) de su tiempo, habrá que llamar a Max Scheler, a Carrel, a Belloc, a Kierkegaard... "folotécnicos" - o "sub-sabios".
En 1947 lo volví a encontrar en Roma. Los dos habíamos sido llamados por el General S.J. para "explicarnos". El era hereje y yo no era hereje; yo fui condenado y él volvió a París con todos los honores, nombrado miembro de la Academia de Ciencias de Londres y apoteosado por la revista ETUDES y la REVUE DES QUESTIONS SCIENTIFIQUES, narro esto como un simple hecho histórico signo de nuestros tiempos, sin apoyar en él ni concluir nada. ¡El pobre Jannssennss —quizá confundió los nombres— recién nombrado General de la Compañía de Jesús, andaba como perro en cancha de bochas!
Ahora eso ya poco importa. Lo que debe quedar es que el paleontólogo Teilhard de Chardin fue quizá un gran hombre de ciencia (en lo cual no puedo juzgarlo) pero un mal filósofo y un teólogo heretizante a más de un hombre altanero y débil.
L. C. C. P.
(1) "El sabio de hoy ... es un ser voluntariamente deshumanizado... Este sabio impasible, impersonal, casi inmaterial, ha alcanzado cumbres donde nadie puede seguirlo, y sin parecerlo, aunque se defienda por el temor de parecer humano, es devorado por el orgullo..." (Pablo Luis Bonny, "La Ciencia Moderna y la filosofía", Dinámica Social, nº61, pág. VII).
Leonardo Castellani (Jauja, agosto 1967)
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