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DIRECTORIAL
A la Argentina no la puede salvar la política, sino acaso la religión. Jesucristo ¿hizo política? Ud. ¿no es ministro de Jesucristo? Ud. debe olvidarse de la política. Todos los desastres de su vida se deben al haberse metido en política; y sobre todo con esos badulaques de nacionalistas. Los nacionalistas no van a ninguna parte. Si a Sánchez Sorondo lo hicieran Presidente gobernaría peor que el peor de los peores. Ud. dediqúese a salvar almas y chao, etc.
Si este sermón no lo he oído una docena de veces, no lo oí ninguna. En vano digo a mi interlocutor que sí, que está bien que tiene razón, que todo eso sé yo desde que tenía 10 años — menos lo de Sánchez Sorondo, que todavía no existía; y no creo sea verdad ahora.
A la Argentina si algo la salva será la Religión y no la Política. De acuerdo. Pero eso no quita que la política sea una actividad noble y necesaria. Los antiguos la llamaban el arte de las artes; y el viejo Aristóteles dijo que era la "ciencia" más importante después de la Metafísica; y a veces, antes. Y Santo Tomás después de explicar por qué Aristóteles dijo que la Metafísica era la ciencia más alta, va luego y en la "Etica" dice que la política era la ciencia más importante; después dijo él Tomás por su cuenta que era la obra de misericordia más grande, pues si uno da una limosna o sepulta a un muerto, hace un bien a un individuo o a uno que ya ni siquiera es individuo; pero el buen gobernante descubre, explica y efectúa el Bien Común, que es el bien de todos; o por lo menos de muchos. Y así el poeta Dante, que se sabía su Santo Tomás de memoria, puso a los políticos y estadistas (buenos, se entiende) en el cielo de Júpiter, el sexto; o sea, el más alto después de Saturno, donde se hallan los religiosos; y después vamos bajando gradualmente (aunque él fue subiendo) por todos los planetas hasta llegar a la Luna, donde pone a los maestros normalistas; los cuales van a "dispensar una calurosa acogida" al Starrford, Bressan, Pontmain o como se llame el tipo que en estos días se va a descolgar en la Luna para pasear allí por 20 ó 25 minutos; o puede que dos horas y cuarto, como Nelson Rockefeller.
Ora conosce come s'innamora
lo ciel del giusto Re, ed al sembiante
del suo fulgore il ja vedere ancora
Claro es que estos antiguos entendían la política como la Ciencia y el arte del Bien Común; pero a nosotros ya nos han enseñado en las clases de Educación Democrática que la Política consiste en apoderarse del gobierno por las buenas o por las malas, a tuertas o a derechas; en crear enseguida el Ministerio de Felicidad Privada y Pública, con otra fila de Subministros, Secretarios, Subsecretarios y así sucesivamente para dar puestos lucrativos a los compinches; en pronunciar innúmeros discursos bombásticos; en dividir el tiempo que han de durar en el poder en cinco partes, sin decir cuánto van a durar ellos; en dar palos a diestro y siniestro, en inventar impuestos; y en ir armando una maquinaria electoral que gane seguro con fraude o sin fraude, y después dar elecciones libres; sin olvidarse (y esto es principal) en hacerse un buen bodigo en un Banco de Suiza para un caso de vejez, invalidez, enfermedad o que los saquen a patadas. Mas todos esos antiguos ¡qué sabían de democracia ni de nada! que se pasaban la vida disputando si la tierra era plana o corrugada, si Dios existía, si las esferas celestes eran siete o nueve, si Cristo era Dios, y cuántos ángeles cabían en la punta de un alfiler: pobres gentes que no tenían ni Democracia ni Ministro de Educación Democrática.
Eso de "Politique d'abord" que dijo ese francés Charles Maurras (y le valió pilas de reproches y hasta creo una excomunión) en la Argentina se ha vuelto verdad y no solamente verdad sino urgencia; no así en Francia, donde todos los problemas los ha arreglado ya el otro Charles según parece. "La política, primero" no quiere decir que la Política esté por encima de todo, Religión incluso, sino que en ciertos adjuntos llega a ser lo primero, no en la dignidad como si dijéramos, sino en el tiempo. Y así en la Argentina, si no se resuelve primero el problema político, no se puede resolver ninguno de los otros, aunque sean en sí superiores y principaliores; o sea, económicos, financieros, religiosos, artísticos, científicos; ni siquiera el sempiterno "problema de la Educación".
Uds. han visto lo menos durante un siglo una calesita de "Ministros de Educación" cada uno de los cuales se adelanta y dice va a resolver el "problema de la Educación"; y después se va y el siguiente dice lo mismo, y así "in infinitum"; lo cual quiere decir que, no embargante que cobraron sus dietas, ninguno resolvió el problema de la Educación. Por la sencilla razón de que no hay ni problema ni Educación. Para que haya Educación no tendría que haber Ministro; pues si hay Ministro, quiere decir que el Estado se ha arrogado una vocación que no le cuadra, como es la de enseñar, que no es de su natura sino contra. Y las cosas contra natura no pueden engendrar nada, ni siquiera monstruos; aunque sí pueden producir monstruosidades.
Pero ¿quién nos va a suprimir el "ballet" de los Ministros de Educación una vez que estamos acostumbrados a que suban al escenario, hagan cuatro piruetas, digan un discurso, cambién un programa, motifiquen "El Estatuto del Docente", llenen la bolsa y se vayan? Solamente un político podría hacer éso; pero ¡qué político! ¡a la antigua!
Arlequín montá et gambadá
Fait la révérence et puis s'en va.
Ahora bien, hablando en serio y dejándonos de chacotas, la vocación de político, que hoy tiene algo de cazador furtivo y de mártir, (y que yo no tengo, por suerte) cuando falla en una nación, la nación se va al desbande. Y el que tiene vocación política, y por pereza o lo que sea no la llena, se condena.
¡Recordemos a San Juan de Capistrán! ¡Recordemos a San Fernando de Castilla! ¡Recordemos a García Moreno! Y no digo recordemos a Rosas, porque mi interlocutor sermonero dice que Rosas se condenó — cosa que ni él sabe ni parece probable.
Un francés muy genial del siglo pasado dijo que estos países de Sudamérica son los únicos dignos de consideración y atención, porque por lo menos allí hay siempre bullanga, se matan las gentes, se cambian los gobiernos de golpe, y se inventan mentiras pintorescas. Y por esto la chacota está aquí en su propio terreno.
¡Qué sería del pobre que en Dios cré
Si puesto en este mundo loco qué
Chambonea, no fuese chacotero!
—¿Y usté quién es? Y él respondió con saña
Yo soy el que arañar quise a la araña,
pero la araña me arañó primero.
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