volver al listado: aquí
'Madre y Maestra'
El Sumo Pontífice S.S. Juan XXIII ha hecho pública una Carta Encíclica en que asume, amplía y completa las conocidas encíclicas sociales de León XIII y los tres Píos. Es tan larga, aunque no tan pintoresca, como el MANIFIESTO COMUNISTA de Karlos Marx; y pide un poco de exégesis y explicación. ¡Ójala que la prensa sana del mundo la dé, en vez de colmarla de alabanza y luego tirarla al cesto! En el Centro de Estudios Económico-Sociales se ha dado...
El ABC de Madrid, la Vanguardia de Barcelona y el New Yobk Times como toda la prensa italiana, le han consagrado columnas: LA NACIÓN de Buenos Aires en un editorial ha dicho que está muy bien, pero que no hay que tomarla demasiado en serio ("ni quid nimis", está muy bien LA NACIÓN) toda la prensa de provincia la ha comentado, vagamente por lo general; Ghioldi y Barletta la han aprobado, Marianetti ha dicho que es "descarriada". El Presidente de la Nación ha telegrafiado al Papa felicitando y aprobando. Etcétera.
Solamente en su primera parte, el documento ("uno de los más importantes de nuestra época" según la prensa neoyoquina) va más allá de "una glosa de la Rerum Novarum en peor estilo", como también se ha dicho. Se puede considerar como constante de cuatro partes: la cuarta exhortatoria y dirigida expresamente a los católicos.
En la primera parte se resumen y confirman las otras encíclicas, afirmando que ellas han llevado fruto y han influido en la marcha del mundo —e incluso en estadistas no cristianos.
“El trabajo no es una mercancía, y ha sido convertido en una mercancía". En esta afirmación coinciden Marx y los Pontífices, auqnue con diferente suposición: Karlos Marx estima ser un fenómeno necesario, en virtud de la ley dialéctica de la historia; León XIII dice que es un abuso, y no una condición esencial de la natura humana.
“La propiedad privada es un derecho natural”. Aquí disiente MArx. Verdad es que él protestó ser adverso a la "propiedad burguesa" solamente. Pero en realidad lo es a la misma y mera propiedad privada, tal como la entiende Occidente.
“El régimen salarial no es injusto en sí mismo: es expuesto a la injusticia - Ideal de combinar el contrato de salario con el de propiedad - Una suma mínima de bienes temporales es necesaria para el ejercicio de la virtud - Los obreros tienen derecho a asociarse".
“La propiedad tiene una función social; y deberes tanto como derechos - El Estado tiene una función regulatoria y supletoria - El espacio vital de la familia: o sea, necesidad de una seguridad, que engendre la confianza mutua entre los hombres, y suavice la convivencia - Repudio del lujo, de los derroches estatales, y la distribución viciosa de los bienes, que asigna (para decirlo con palabras del Papa) compensaciones altas o altísimas por prestaciones de poco esfuerzo o de valor discutible..." dañinas a veces, pardiez.
Lo mismo que Quadragesimo Anno, los Papas entran en los cambios de estructura producidos en estos 100 años: concentración enorme de las riquezas, economía férrea y belicosa; sindicalismo obrero, aparición y triunfo del bolchevismo, desaparición de organismos autónomos intermedios, comienzos de ordenación jurídica: el derecho laboral. a los cuales Juan XXIII añade la parición de un verdadero mundo nuevo en la técnica y la producción; la ampliación de los problemas sociales al campo internacional (hecho ya subrayado por Benito Mussolini) la participación de muchos en la vida pública, el proceso inevitable de "socialización" o coalescencia colectiva, que si por un lado da "la masa”, por otro da las grandes empresas capaces de gigantescas mejoras materiales.
La 2a. y 3a. parte podrían subtitularse "las complicaciones": Juan XXIII entra en su propia materia. Entre otras cosas, el Papa afirma que la intromisión del Estado, siendo por un lado lícita o necesaria, va demasiado lejos no pocas veces, con la destrucción de los organismos intermedios y la paralización de la iniciativa privada e incluso del "genio" personal (socialización). "Donde falta la iniciativa particular, existe la tiranía". Donde falta la propiedas en alguna forma en la mayoría, no existe la libertad. La distribuición equitativa de las riquezas quezas es lo esencial.
El Papa dirime, o al menos toma posición (las Encíclicas de suyo no son definiciones 'infalibles') en una muy difícil discusión moderna. Los economistas antiguos creían que "lo que importa no es tanto el tamaño de la torta, cuanto por donde se corta": es decir, que lo más importante es la distribución; aunque naturalmente hay que tener donde cortar. Ese principio es anticuado y ha sido cambiado por el inmenso progreso técnico, según algunos grandes economistas actuales (Colloques de Rheinfelden, por Raymond Aron y otros) de modo que “si la torta es muy grande y va creciendo siempre, automáticamente todos los pedazos de hacen más grandes, y aun los menores alcanzan para todos". El Papa persiste en la primera posición. Se ve que no tiene confianza absoluta en la naturaleza humana y el progreso de la productividad, sino más bien en la moral; de la cual deben estar bien muditos los gobernantes, según él.
Muchos otros puntos podrían explanarse, pero eso pediría un libro; como el fomento de la agricultura, las exigencias del Procomún por encima del Bien Particular y las naciones "subdesarrolladas" así llamadas, que son en el fondo las naciones de "economía pastoril" que dice el gran Federico List. El Papa exhorta a las naciones ricas a ayudarlas en nombre de la caridad (lo cual parece demasiado lindo mirando las naciones actuales; bastaría quizás que las ayudaran en nombre del "peligro común" de la Guerra de Continentes) pero sin usar esa ayuda para preponerse a ellas. En suma, "si son subdesarrolladas o predesarrolladas, ustedes no las arrollen"; es decir, respeten sus bienes, su libertad política, su integridad territorial, sus usos y costumbres, su religión, e incluso su raza.
Es interesante sobre todo (para mi almenos) el tono desta Encíclica, benigno, conciliasdor y optimista; donde no hay frases acerbas como en las otras, ni polémica ni refutaciones, nis e nombran siquiera el Supercapitalsismo y el Comunismo. ¿Por qué ese tono nuevo? Quisiera saberlo yo.
El Papa termina diciendo que el mayor obstáculo a l este gran programa de "Reconstrucción de las relaciones de convivencia en lsa Verdsasd, la Justicia y el Amor" es el "primanismo? ateo o el babelismo religioso"; terminando así en su carácter de vir religiosus; aunque a decir verdsasd, esto mismo está en el plano de la razón natural, en el cual se mantiene deliberadamente toda la Encíclica.
DINAMICA SOCIAL, Nº132, Octubre de 1961. Se publicó con este título: "El 'humanismo ateo', obstáculo mayor a la reconstrucción social cristiana".
Transcrito de 'Crítica literaria'
volver al listado: aquí
No hay comentarios:
Publicar un comentario