DIRECTORIAL
"¿Ha nacido el Apó-Kalíptico Anticristo?" (Hay que pronunciar así el verso para que conste.)
Sabemos hoy que, cuando Rubén lo escribió, no había nacido. Pero puede haber nacido ya; y justamente esle año, de acuerdo a la Cábala. Nuestros nietos lo sabrán, sí o no. Puede que no haya nacido aún.
Parecería vivimos un mundo un poco — bastante — loco. Ahí tienen a Rusia y EE.UU. amenazándose y gastando un tercio de los recursos del mundo en una carrera hacia la Luna y en la fabricación de artefactos terroríficos capaces de destruir medio mundo si se resbala un botón. Otro monstruo apocalíptico, China, les gruñe en la oscuridad.
Belloc escribió hace ya 30 anos que la "herejía moderna" —o sea, esc; vasto movimiento de apostasía que nos invade— traía a la "civilización" tres cosas terribles: la esclavitud, la crueldad, y un bajón de la inteligencia. Si en Rusia hay actualmente 10 millones de hombres en campos de concentración; y si en la India han aprobado una ley para castrar a 90 millones de varones a fin de restañar el hambre —futura— realmente Belloc no fue mal profeta. Hay otros ejemplos numerosos: la bomba sobre Hiroshima, los "camps" nazis, las matanzas de Berlín y de Hungría... Esta guerra pasada ha sido sobremanera cruel: guerra de caníbales, que ha dejado todavía más odios.
Pero el mundo entero es demasiado vasto para mis catalejos. Este país de que tengo 60 años de experiencia es más fácil de valorizar — o desvalorizar.
Reina en él una perfecta falsificación de valores en todos los órdenes, político, eclesiástico, económico, literario, educación, prensa... no es necesario saque yo ejemplos amargos y odiosos. La descripción del desorden argentino pediría un libro; y él es conocido de nuestros lectores. Tanto que uno dellos me dice "el pueblo argentino está sometido a un proceso de cretinización"; y el malogrado Don Leopoldo Lugones me decía se puede notar, verificable a cada decenio, el decrecimiento general de la inteligencia media argentina; a pesar de las abundantes "Secretarías de Cultura". — Y de la inteligencia pende todo.
Por eso estampé en mi último artículo: NO HAY REMEDIO. Con cambiar gobierno no levantamos el nivel del pueblo; y los pueblos tienen el gobierno que se merecen. Con razón los llaman "golpes"; no son más que barquinazos.
NO HAY REMEDIO, hay que decir a los "nacionalistas" grandilocuentesy efusivos. No hay recetas, no hay soluciones rápidas, no hay política que valga. "No hay remedio, no se aflija: Vd. fórmese, cíñase tranquilamente a su trabajo y sus estudios; gánese la vida, empezando por la vida eterna. —¿Y la política?— Déjela: los jóvenes no son aptos para la política, por carecer de experiencia. —Pero yo trabajo además de periodista, tengo una audición radial, y estudio historia revisionista. —Puede tomar eso como violín de Ingres al margen de sus estudios de medicina, o de lo que sean, —Pero tenemos que tener ideas, tenemos que luchar por el porvenir, por el bien común, por la patria. —Lo único que puede Ud. hacer por la patria ahora es hacerse un hombre — para dentro de 10 años. Déjense de fundar diaritos, de "homenajear" la Vuelta de Obligado y de asistir a conferencias esplendorosas... Todo eso está resabido. —Pero ¿no puedo leer libros de política? —Como distracción: aquí tiene, le regalo estos dos: 'Satán en la Ciudad' de Bigne de Villeneuve y 'Política de Santo Tomás' de Bouillon.
El consejo de Santo Tomás en nuestra situación actual es tener paciencia y hacerse mejor cristiano. "A Dios rogando y con el mazo dando". —Justo: pero primero alcanzar a Dios que te dé el mazo; ahora no tienes ningún mazo.
La política de Santo Tomás es la política de Aristóteles se suele decir. Sí, pero el Angélico añade una cosita que es el cristianismo. Así por ejemplo, Aristóteles enseña que la esclavitud es natural, porque hay hombres que son naturalmente esclavos y hasta en la pinta se les conoce. Solamente para el trabajo servil aptos, es mejor trabajen para un amo que los enderece en lo referente a la conducta, pues por sí misinos son incapaces de vida racional; y dejarlos libres es hacerlos míseros.
Esto es verdad, dice Santo Tomás; pero hay que educar a los brutos para desembrutecerlos y que se hagan paulatinamente iguales a nosotros en acto, puesto que ya lo son en potencia. Todos somos hermanos en Cristo; no he dicho iguales, sino hermanos. Tenemos que suprimir la esclavitud con la educación.
Y así en otras cosas, Santo Tomás cristianizó a Aristóteles, sin deformarlo un punto: la sobrenatura supone la natura y no la cambia.
Mas en cuanto a la política, el mejor régimen es el monárquico; entendiendo no los "reyes constitucionales" del liberalismo, sino señores monarcas con todo el poder, que reinen y que gobiernen, llámense H ó Z. Pero así como la monarquía es el régimen más perfecto, así es el más peligroso, si el rey deviene tirano. En ese caso, el pueblo puede dar muerte al tirano (defensa propia) o bien, un ciudadano que represente al pueblo. Hasta aquí Aristóteles. Harmodio y Aristogitón matan a Hiparco y son muertos después: son héroes, "pusieron en contingencia sus vidas por el bien de la multitud".
Verdad. Pero Santo Tomás en su librito "De Regno" añade el precioso lenitivo: derrocar al tirano es empresa riesgosa: Vd. hace una revolución libertadora, y después le sale un tirano peor; Vd. gana la batalla de Caseros, para sustituir ai "primer tirano" por el bolatinero del ejército brasileño. De modo que "si la tiranía no es atroz'" (reflexiona el Angélico) casi siempre es mejor consejo aguantarse — en cuanto al matar. Ahora, si la tiranía es enteramente desastrosa...
Pero en cualquier caso, siempre son mejores tres cosas: morir mártir como los primeros cristianos; o bien hallar un camino legal para apartar al tirano sin sangre; o... entregarse al ayuno, la oración y la limosna para que Dios intervenga.
Que nos lleven macizamente la plata de la Argentina, es probablemente un castigo de Dios a la necedad argentina. (Esto no quiere decir que no haya que luchar contra). Hay que hacer lo que hacían los antiguos Romanos. ¿Y qué hacían los antiguos Romanos? — Hacían lo que podían.
Yo me siento tentado de pensar que el argentino es ligerón. j| Claro que no conozco mayormente más que a los porteños; pero los porteños gobiernan el país. ¡Aquí es donde se hacen las "revoluciones"! En este año he recibido tantas cartas casquivanas! (invaluable experiencia) aunque también varias espléndidas; pero la proporción (o desproporción) de las casquivanas es demasiada. Recuerdan la definición que dio el tano Tilo Livio de los franceses ("galos" en aquel tiempo) a saber: "Gente nacida para barullos alpedo" (Nata ad vanos tumultus gens), que quisiéramos nosotros barullos como esa gente, uno de los cuales fue las Cruzadas, otro la Revolución Francesa y el barullo napoleónico. "Napoleón, genio guerrero / Tu augusta figuro invoco / Hoy que los muerlos convoco / Con el genio justiciero / Fuiste rey del mundo entero / La historia ante tí vacila / Eres luz que la encandila / Genio preclaro y distinto / Más grande que Carlos Quinto / Y más bárbaro que Atila" — dijo mi condiscípulo Ramón Araya cuando teníamos 18 años.
No tienen consistencia, constancia, "suite dans ses idees" o sea seguimiento mental; lo cual es la peor enfermedad del carácter que existe; los porteños quiero decir; y eso hablando muy en general. En fin, son lo que la sapiencia antigua dijo de ios puertos. Hablando breve, dijeron que todas las ciudades portuarias son tilingas. De acuerdo a lo que Aristóteles y Tomás dijeron del carácter portuario, ninguna de las Capitales Cristianas ha sido puerto;
Londres exceptuado, que tampoco es puerto de mar. Y no olvidemos que Londres fue el responsable del triunfo del Protestantismo.
La Revolución será moral o no será — suele citarse este apotegma de Peguy. Pero hoy Santo Tomás lo completaría también, puesto que es apotegma aristotélico. "La Restauración argentina será religiosa o no será".
En un muy distinguido estudio "Las élites y el Poder", uno de los mejores publicistas actuales Carlos P. Mastrorilli analiza (en la revista ULISES) con profundidad la situación actual; y él coincide en el fondo con nuestras reflexiones, hechas a lo breve y bruto. En su capítulo IV "¿Hay un partido militar?" desentraña el problema de las benditas fuerzas armadas: ellas son el único sector con poder político en el país; y actualmente tal sector está entregando a — o dominado por — el poder "imperial" extranjero. El remedio único sería "la corrección de la hipótesis bélica del Ejercito Argentino"; en el sentido que allí se explica.
En el actual estado de cosas, esa solución aparece muy reimota. Aparece imposible o casi. Lo que se pide allí al ejército es nada menos que el heroísmo. Ese heroísmo no puede surgir sino de una inspiración religiosa.
"Il Papa, il Papa! Il Papa, pover'uomo
Non puó far tutto né tutto ad un tratto
Il Papa é uomo e non puó come uomo
Il mondo capovólgere issofatto!"
Así también ¡el Ejército Argentino, el Ejército Argentino! El Ejército Argentino de los nacionalistas, es argentino; y por ende no está exento de las taras actuales del carácter argentino. ¿Cómo podría estarlo?
En suma, el elemento terrible del problema argentino es la presión externa del mundo loco añadida a nuestra locura propia. El nacionalismo argentino no puede ahora lo bastante para volcar la situación, aunque pueda alguito para preparar el vuelco. El nacionalismo será católico o no será; y entonces los nacionalistas salvarían almenos el alma — como Don Qijote.
¿Ha nacido el apó-calíptico Anticristo?
Se han oído clamores y portentos se han visto
Y parece inminente el retorno de Cristo.
Leonardo Castellani (Jauja, diciembre 1967)
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