Leonardo Castellani: ¿Ha muerto el diablo? (Jauja, abril 1967)

 LA NUEVA DIDAJE
¿Ha muerto el diablo?

Días pasados hablé si recuerdan de una revista protestante que se preguntaba si Dios había muerto; y daba una respuesta negativa; que no distaba mucho de la afirmativa. Ahora veo una revista católica (o "medio católica" como me dijo el librero) que dice el diablo ha muerto. San Pedro, María Santísima e Ignacio de Loyola, esos, sapristí, están finados, y sepultados —hace tiempo— para algunos curitas neoleros.

Jesucristo hizo un sermoncito sobre el diablo el Tercer Domingo de Cuaresma; es decir, lo hacemos nosotros sobre las tres pequeñas parábolas que allí se leen —menos los curitas neoleros que hablan sobre la promoción institucional del ecumenismo— o algo por el estilo.

No es tratado completo sobre el diablo, pues Cristo respondió a la circunstancia; y la circunstancia era que los fariseos resistieron el milagro del Endemoniado - Mudo diciendo: "En virtud de Belzebul, príncipe de los demonios, arroja éste los demonios". Este es un pecado contra el Espíritu Santo: resistir a la gracia conocida. Sobre ese pecado añadió leña después Cristo. 

Los israelitas creían en el diablo; hasta demasiado. Las religiones antiguas creen en la existencia de los espíritus malos: incluso el confucismo, que más que religión es una filosofía. ("Confucismo", la religión de Confucio; no confundir con "confusionismo", la religión de los politiqueros).

Entre nosotros los guaraníes llamaban a Dios "Añang'Guazú", o sea "Espíritu Grande"; y al diablo simplemente "Añang" Espíritu. A veces añadían "M'baé", según creo. Corríjanme si yerro. 

La religión modernizada de Telar Chardón niega la existencia del diablo. Un discípulo de Telar, el P. dominico Christan Duquoc, en la revista'de Lyón "Lumiere et Vie" N? 78) — 2, place Gailleton) escribe que no se puede probar teológicamente la existencia del diablo (Satán symbole ou realité?) lo cual equivale a negar que existe; pues "quod gratis  affirmatur, gratis negatur" —: Pero señor mío, la Escritura lo nombra unas 50 veces — Sí, pero es simplemente una manera de hablar, un símbolo de todos los males que existen en el mundo — Ya te van a dar símbolo por la cabeza, cuando se te presente a la hora de la muerte el Símbolo. 

Jesucristo habló del diablo como de un ser personal, muy fuerte, muy astuto y soberanamente perverso. En estas tres pequeñas parábolas, la del Reino Dividido, el Fuerte Armado y los Siete Demonios, argumenta contra ellos; es decir, discute; más tarde, la víspera de la Pasión, cuando le dicen de nuevo "Daemonium habes", Cristo no argumenta más; tranquilamente les retruca son ellos los que tienen demonio. 

Después desto, les habla del pecado irremisible; que es como tener siete demonios, después de echado uno.. 

Esta parábola de los diablos sobrevinientes es un poco rara, porque Cristo alude en ella a las costumbres de los malhechores palestinos, que sus oyentes bien conocían; y se refiere a los judíos, que se habían librado de un demonio, la idolatría; pero después habían caído en el fariseísmo, que es 7 veces peor; pues conglomera 7 pecados graves, más graves uno que el otro. "Y así los postres de aquel vinieron a ser peores que los principios" — lo mismo que en los neoleros noveleros. 

El Catecismo de Astete, que yo aprendí de chico, dice que los pecados contra el Espíritu Santo son: resistir a la gracia conocida, tener envidia de la gracia ajena, presumir de salvarse sin merecimientos, desesperar de salvarse, y la obstinación o impenitencia final. Pero Xto. no dijo había cinco pecados contra el Espíritu, sino uno, ese que estaba allí, el fariseísmo. Por lo demás, del fariseísmo nacen estos cinco; y otros más. 

El fariseísmo, que es corrupción de la religión, es el pecado "que no tiene perdón en la tierra ni en el cielo", que dijo Cristo; por lo cual Orígenes de Alejandría enseñó que solamente van al infierno los fariseos; parejamente, otros dijeron que solamente los inmisericordes o duros de corazón, pues Xto. en la parábola del Juicio solamente a esos condena. No se fíen. Lo cierto es que todo aquel que muere en pecado grave, va al infierno, aunque no haya quebrado más que un solo mandamiento; pues "el que quebranta uno, los quebranta todos" — escribe Santiago Apóstol Matamoros. 

Lo importante es que Xto. describió a Satán como un ser de gran poder: el "Poderoso Armado" lo llamó aquí; y en otro lugar "El Rey deste Mundo", y San Pablo encareció todavía lamándolo "el dios deste mundo". ¿Qué poder tiene? Tiene poder para tentar a los hombres, muy sutilmente a veces; para producir enfermedades y disturbios meteorológicos; y para tomar posesión del cuerpo del hombre, que es lo que llamamos "posesión"; y mucho más del alma de los que libremente se le someten. "Al diablo dale la mano, tomará el brazo"; — dice , el español; y "al diablo no hay más remedio que pelearlo con fuego"; y "el diablo anda suelto y beato se ha vuelto"; y otros cincuenta refranes más. 

¿Puede el demonio poseer a una nación entera? No ¿Una ciudad entera? No ¿Un grupo, un pelotón, una turba? No — si no es por medio de los que dirigen; pero poco le cuesta poseer a uno, dos, tres, o más "cabecillas". Por eso escribió "Satan dans la Cite' (trad. Huemul, 1966) el dominico Bigne de Villeneuve, un teólogo muy diferente del otro Cristiano del Gallo (Ducoc) que está más atrasado que los indios guaraníes, pretendiendo empero haber "progresado". 

Sabemos cómo se produjo la llamada "Matanza de los Frailes" el 17 de Julio 1834 (día de la Virgen del Carmen) en Madrid: que Menéndez Pelayo califica "demoníaco crimen". Había una turba en la Plaza Mayor, excitada y asustada por casos acontecidos de cólera morbo; una vieja perversa comenzó a gritar que los frailes habían envenenado las fuentes: y el motín se movió hacia los conventos, encabezados por la harpía. Asesinaron de la manera más bestial unos 150 religiosos en Madrid solamente: la matanza se repitió en Barcelona, Zaragoza y Valencia. La policía no atajó nada, más bien ayudó a los criminales. ¿Qué más natural que el pensar que esta vieja estaba endemoniada, como pensó el pueblo? 

Pero la historia sabe más que Pérez Galdós ("Un faccioso más y algunos frailes menos") que Ballesteros Alborg ("Manual de Historia Universal") que José Sacristán (La histeria colectiva")... Sabe que las logias masónicas habían esparcido la especie de que los frailes envenenaban las aguas: y sabe que en medio de las turbas había agentes comisionados expresamente para enloquecerlas y dirigirlas. De modo que de haber endemoniados allí, más bien lo eran los sicarios pagados que dirigieron la "infame atrocidad" conscientemente. 

Algo exactamente análogo sucedió en las "Matanzas de Septiembre" de 1792 en París. Se ha averiguado fueron pensadas, calculadas y dirigidas. Se repitieron en Marsella, Aix y Avignon. Después se las achacó a Monsieur ON" ("on se rúa sur les prisoniers, on les jetta par terre; on etc. - Michelet). Augustín Cochin ha averiguado quién fue "Monsieur On". 

Pero hoy día, aunque al diablo le siguen gustando las matanzas corporales, mucho más prefiere matar las mentes; o sea (metafóricamente) envenenar las fuentes. Hoy día más que a matar se dedica a falsificar, por medio incluso de padres dominicos abribocas. Trabaja en confundir y podrir. Vemos que hoy pasan cosas diabólicas en una gran variedad y ámbito, más que en ninguna otra época; crímenes atroces de todas clases, desde el asesinato de Kennedy hasta las bestialidades que cada día nos presenta aquí la pop-prensa: desórdenes profundos aquí y en todas partes. Y hoy justamente saltan Telar Chardón o sus discípulos a enseñar que el diablo no existe. En ese caso el hombre sería peor que un demonio.

Leonardo Castellani (Jauda, abril 1967)

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