Leonardo Castellani: Civilizacion y barbarie (Dinámica social, febrero 1957)

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 'Civilización y barbarie' 

Para escribir sobre la Argentina hay que saber mucho. Para escribir sobre Kafka o James Joyce basta saber el suplemento literario de La Nación. Pero para escribir sobre la Argentina algo que sirva de algo, hay que saber muchísimo más. 

Para enseñar "literatura argentina" en la Universidad basta y sobra una "formación" inteletual en la redacción de un diario cualquiera. Qué quieren decir esas cátedras universitarias de literatura argentina y literatura "hispanoamericana", es cosa que yo no sé. Un niño de 12 años puede leer a Rubén Darío sin topar con ningún enigma. Entonces ¿qué investiga la Universidad acerca de Rubén Darío? ¿Su (mala) vida? ¿Solamente eso? Que haya cátedras universitarias acerca del Dante o de Homero, eso lo comprendo. Para llegar a gustar Homero, se necesita un esfuerzo extraordinariamente formativo: años y años de disciplina y estudio (y en el profesor toda la vida) para dominar la lengua y entrar en el seno de ese mundo arcaico tan diverso del nuestro -y tan parecido en lo fundamental. Pero ¡un sabio que dedicara su vida a investigar a Lugones o a Rubén Darío! ¿Por ventura la literatura hispanoamericana es más que una parte pequeñísima de la literatura española? ¿Qué quieren hacer de ella? ¿Un mundo aparte?

Calle Esparta su virtud
Sus virtudes calle Roma
¡Silencio, que al mundo asoma
La gran capital del Sud!

Menos mal todavía si fuese José Hernández..., estudiándolo se puede, al menos, resolver un enigma de la historia argentina. Pero la Universidad ignora a Hernández, peor para ella...
En fin, callemos; no sea que desnudemos sin querer una vergüenza nacional y aparezcamos poco patriotas. Que enseñen "literatura nacional" toda la que quieran; vaya a saber si no se ha creado aquí alguna cosa mayor que Homero y Dante, por virtud del genio de Ricardo Rojas.

Cátedras de literatura argentina en un país donde no hay bibliotecas completas de nada, ni siquiera de todos los buenos escritores argentinos (no, ni la Nacional siquiera), ni aun ediciones completas de algunos de los más grandes (si no fuera por Aguilar de Madrid, no tendríamos las poesías de Lugones). ¿Qué es esto y como se llama? Esto es un país inverosímil. En cierto modo, uno se alegra de todo esto: este país merece esto y mucho más, a causa de su falta de moral. Mas dejémoslo, con rubor en el rostro.

Adonde íbamos es a que para escribir un folleto útil sobre la Argentina, Fermín Chávez ha tenido que estudiar mucho, revolver mucho rato archivos, y encima de eso meditar... y vivir. Su precioso librito CIVILIZACIÓN Y BARBARIE está compuesto de breves monografías de personas ignoradas (injustamente sepultadas) como Francisco Fernández, Alexis Peyret, Hernández, ¡Alberdi! (el Alberdi sepultado, el 60 por ciento de Alberdi), ensartadas en el simple hilito de oro de qué es Civilización y qué es Barbarie. 

Resulta ahora que la civilización y la barbarie estaban en aquellos tiempos (lo mismo que ahora), en la ciudad y en el campo, desparramadas; y trenzadas en lucha cruel, que aún no ha terminado. Y no estaba la civilización en la ciudad de Buenos Aires y la barbarie en todo el resto del país, conforme al simplísimo esquema del liberalismo ochocentista vernáculo. Ustedes dirán lo qu quieran, pero el que inventó esa distribución topográfica absoluta de la civilización y la barbarie, no puede haber sido un hombre de talento -quiero decir, inteligente. ¡Fue un gran escritor! Pase. Se puede ser en cierto modo un gran escritor y ser sonso: Platón lo enseñó, en el Ion, cinco siglos antes de Cristo. y si quieren que les conceda que fue un hombre grande, han de concederme que aquí erró grande. Aquí vendría bien el epigrama que dice: 

Se equivocó; pero ¡fue un hombre grande!
¿En qué fue grande, prego, chicerón?
Monsignore, fue grande y extragrande
¡En todo lo que no se equivocó!
¡Oh chicherón, diga una cosa, .. ¡Mande!
¿En lo qué fue que no se equivocó?
¡Oh monsiñor, eso lo ignoro yo!

Chávez no se pone a disertar en abstracto acerca de esa cosa tan sencilla de que había civilización argentina en Entre Ríos, San Juan, y Catamarca; y había además en el Puerto de Buenos Aires 'otra' civilización que venía de afuera (y por tanto, bien pudiera llamarse "barbarie" conforme al sentido etimológico de la palabra) consistente en los adelantos vertiginosos de la "técnica"; los cuales no eran de desdeñar por cierto, pero tampoco eran para destruir funestamente la otra civilización local, moral, humanista y religiosa; en la cual debían  de haberse injertado para ser fecundos. En ese caso, no había razón ninguna para que la Argentina estuviese hoy 'atrasada', como lo está, respecto a ningún país de Europa o América... Chávez se contenta con ponerlo delante de los ojos con hechos y no con silogismos. 

El resultado del fenomenal error (que en el fondo consistió en la ilusión insensata de querer hacer al país 'nuevo') fue que la Argentina quedó descoyuntada en su ser moral, cultural y político; y al mismo tiempo (lo que parece un castigo de Dios) atrasada  en la misma técnica -y sangrada a fondo por el imperialismo etranjero. Nada de misterio en esto. Lo que es misterioso es cómo todavía no nos fue mucho peor. Hay para temblar pensando lo que pudo haber sucedio -lo que sucedió a otros... y también pensando lo que puede suceder en el futuro, si nos obstinamos en alimentarnos de de mentiras, simulaciones, necedades, utopías... y entregas. necedades. 

“La actual crisis argentina es de índole moral y religiosa".

No quiero resumir el sencillo y ameno libro de Chávez (que ése sí podría leerse en la Universidad; Chávez podía explicarlo, en un tiempo de cuento de hadas, que sin embargo ha de venir, no digo que yo lo voy a ver), sino comentar una proposición del Prólogo que llama la atención: "crisis ontológicas y morales, y después políticas y económicas...". El liberalismo modificó la sustancia ontológica y moral del país... ¿Cómo es eso? ¿No es un sistema político y económico? ¿Qué tiene que hacer aquí la moral?

Que el liberalismo ha sido el sistema político y económico del capitalismo (libre cambio, individualismo económico, guerra comercial, resortes ocultos de la trata, trabajo a base de papel y crédito, Bolsa y Banca... con sus resultados sociales, por un lado; -democratismo, Parlamento, división de poderes, sufragio universal... con sus resultados políticos por otro), eso es de sobra sabido; lo que no es tan fácil de ver son las condiciones de posibilidad de este sistema (que es en el fondo el surgir del poder del Oro y del "ethos" del comerciante- y no del buen comerciante, de aldehala) consistentes en una profunda subversión de la ética de Occidente; y más hondo todavía, en una nueva concepción del Hombre y del Universo, que se puede llamar "ontológica". 

Werner Sombart y Max Weber han estudiado minuciosamente la ética del capitalismo y sus raíces en la teología calvinista: trabajo hecho. 

Es preciso saber ver que la moral ha sido cambiada; la religión liberal creó su propia moral, trastornando profundamente la moral cristiana: es menester que la gente se entere de eso. Una cantidad de pecados y crímenes dejaron de serlo (como la usura, la expoliación súbdola y las estafas "financieras" para empezar) y otros cobraron emportancia desmesurada. La moral occidental no solamente se hundió, sino que en cierto modo se dio vuelta: la popa y una chimenea se alzaron a las alturas al hundirse la proa, como e1 Titanic cuando zozobró. Y e] “iceberg” fue una nueva concepción del hombre, el “homo oeconomicus”, el ser humano considerado solamente como sujeto de producción y consumo. Ahorcar a un hombre por robar una oveja (comos e hizo en Inglaterra desde 1750 hasta 1890) y no ahorcar al dueño de las ovejas, que las robó todas a un monasterio con monasterio y todo, puede ser una imagen cruda de lo que vamos diciendo.

La misma santidad de la familia palideció en frenté de la santidad de la Banca -y del Estado. Los delitos contra el Capital se desmesuraron: en Arizona (EE.UU.) no hace mucho un pintor famoso fue condenado a cadena perpetua por librar cheques sin fondo... a no ser que esto sea un invento del diario LA RAZÓN. Los delitos contra el espítitu se hicieron tan invisibles como el mismo espíritu: la herejía, de la cual los antiguos decían que era "parecida y peor que falsificar moneda", se volvió hasta un mérito; y hoy día, una indudable ventaja; en tanto que los Reyes, por medio de la "inflación" (el priemro de todos Enrique VIII de Inglaterra) se dieron a falsificar moneda. 

La herejía se ha vuelto un mérito... ¿No lo creen? Hay "católicos" aquí que si les diesen por 50 horas el Poder, se apresurarían a entregar los resortes de él a los herejes más notorios, por "táctica política"... "Catolicismo oligárquico del Puerto", llaman a esta actitud mental en el interior del país. Si esto es catolicismo, yo soy musulmán.

La mentira se hizo obligatoria (y no ya en la medida limitada y cuidadosa que predicó Maquiavelo) con el sacro nombre de "Prensa y Propaganda". Y no se sabe ya exactamente cuándo existe y cuándo no existe el "delito de sedición". (Mejor dicho, se sabe: existe cuando se le antoja al que tiene actualmente el Poder; es decir, la Fuerza) Rousseau enseño que la sedición es siempre lícita; lo cual no impedirá que te fusile un rusoniano en el poder si la haces contra él. 

Como escribió en 1941 un gran escritor argentino: "Aquí tú puedes decir que Dios es tonto y que el Presidente es tonto, porque hay libertad; pero los efectos serán muy diferentes in utroque casu". Ahora hemos progresado bastante: ahora si dices que Cristo fue un impostor, a lo mejor te nombran Jefe de la Bibliografía de la Rpública o Embajador en la UNESCO. 

Esta nueva moral ha traído un profundo aflojamiento del Derecho, que de ella depende: sustraídas o suplantadas sus bases, parecería se puede hacer lo que se quiera con él. "Aunque vivamos en un mundo en el cual todavía el robo chico y la estafa están proibidos, conducimos los negocios con el principio de que cada uno puede lucrar cuanto alcance, sin consideración a nadie ni a nada fuera de si mismo”.

La responsabilidad política ne desvanece y se tuerce. Robar a un hombre es delito, pero robar a una entera comunidad, corrompiéndola de paso, no es delito; no se puede fusilar a un tirano, pero se puede fusilar a un "opositor"; y enseñar y propagar la verdad puede ser un crimen y de hecho es castigado a las veces como un crimen. Lienzos de pared enteros de la secular construcción del Derecho Occidental se han venido abajo, dejando paso a la barbarie; y a montones de escombros y de polvareda.

No diré yo que todo esto esté en el libro de Chávez, al menos en esa forma; pero que leer este librito es más útil que leer los "semanarios políticos", eso desde luego. Y si hay algún semanario político relativamente bueno (como lo hay) está hecho por los hombres que antaño se llamaron Guido Spano, Hernández, Andrade, Carriego, Alberdi, Peyret, y el masón Fernández... cambiado los nombres. 

Acepto complacido la corrección que me hace Chávez de que aquí el liberalismo si ha sido refutado. Si. Pero la refutación fue sepultada. No llegó al pueblo, no obró. Este meritorio librito y otros muchos que ahora salen (y que nadie atajará) la están haciendo obrar. Para probar esto, contaré lo que pasó el año pasado en un Colegio Nacional de una ciudad bonaerense. Había un "homenaje a Sarmiento" (una de esas esxhibiciones periódicas de la momia podrida de Sarmiento que le están haciendo daño ya al mismo Sarmiento vivo) y en mitad del discurso de la Profesora un muchacho gritó desde la galería: "Eso es una mentira. ¡Lea a Gálvez!". Y toda la muchachada empezó a gritar a coro: "Lea a Galvez / Lea a Galvez / Lea a Galvez..!! Y se acabó el acto.

DINAMICA SOCIAL, Nº76, Febrero de 1957.

Transcrito de  'Crítica literaria

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