Leonardo Castellani: Amor en Primer Grado (Jauja, octubre 1968)

DIRECTORIAL 

Se me están acabando las ideas, así que no podía hacer el Directorial ¡y me faltan cuatro! Estoy lleno de ideas infructuosas, como es el quejarse de las actuales "anomalías" del país; o vanas, como el buscar en el pasado las causas de nuestros males; o temerarias como es el profetizar lo que va a venir. 

La escapatoria es copiar un sermoncito, el más aprobado del público (nunca demasiado, pero nunca falta un amigóte que diga que está bien) y darlo como "Directorial". Empecé a hacer uno muy entonado en esta forma "Los democráticos siempre tienen un ángulo por el cual tienen razón. Hay que darles la razón y después dejarlos hasta que se mueran. Esto hace el patricio". Después venía otra idea: "Es de mal gusto hoy decir que el liberalismo se acabó, que está dando las boqueadas, que "está muerto" — cuando estamos viendo el barullo que hacen las liberalísimas elecciones norteamericanas, y el barullón que hacen los rusos, nación democrática recibida en la ONU y con derecho al veto, que invaden a los Checos (y matan algunos) para imponerles la libertad a punto de perecer por un "movimiento anticomunista". Finalmente teníamos otra idea: "Todo pueblo en donde dominen exageradamente (en proporción con las otras clases) la burocracia el ejército, es pueblo sujeto a retrocesos y perturbaciones" — Balmes, citando a un coetáneo, Don Ramón Torres Muñoz de Luna. Ideas ajenas todas. Al demonio.

Así que copio la homilía Dominica 12 pos Pentecostés, Lc. X, 23 — podándola un poco. Dijo así: "Por segunda vez responde aquí Cristo acerca del Mandato Primo y Principal, que es el amor de Dios y el amor del prójimo por Dios; a lo cual responde también rectamente el Doctor de la Ley que interrogó, pero después hace dificultad en cuanto al amor del prójimo. Cristo lo ilustra por medio de la parábola tierna y áspera del Buen Samarita; áspera para el interrogador, pues pertenecía a la clase social incriminada por Cristo de no amar al prójimo Sacerdotes y Levitas ; rematada con una frase dura : "Vete pues y haz lo mismo" ¡lo mismo que un hereje Samarita! 

Predicar hoy el amor de Dios no es fácil, porque la mayoría de los cristianos (si no me equivoco) no se levantan más allá del Temor de Dios — empezando por mí; y el temor de Dios es el principio de la Sabiduría, pero no es la Sabiduría. Y para mejor, estamos atiborrados hoy de amor de Dios falsificado, consistente en pura palabrería (como en el Hno. Arturo) o en mero sentimentalismo romántico (como en Juan Jacobo Rusó, y en los rusoítas de aquí, como Mallea) que viene a ser casi lo mismo. "Si quieres amar a Dios, cumple los mandamientos" —dijo Cristo. Después deso puede que se incorporen los sentimientos y se inflamen las palabras, pero eso ni es lo esencial ni lo primero; lo primero es la voluntad. En suma, hoy día hay un amor de Dios literario, un amor de Dios imaginario y un amor de Dios teosófico. FALSIFICACIONES. 

Hay un texto de San Agustín muy citado y recitado que vale la pena aprender de memoria. Dice así: 

"Cuando yo busco a mi Dios, no busco
forma de cuerpo
ni hermosura de tiempo
ni blancura de luz
ni melodía de canto
ni olores de flores
ni unguentos aromosos
ni miel ni maná deleitables al gusto
ni otra cosa que pueda ser tocada
y abrazada con las manos.
Nada deso busco cuando busco a mi Dios
Pero con todo eso busco
—una luz sobre toda luz que no ven los ojos
y una voz sobre toda voz que nó oyen los oídos
y un olor sobre todo olor que no sienten las narices
y una dulzura sobre toda dulzura que no siente el gusto
y un abrazo sobre todo abrazo que no siente el tacto
porque esta luz resplandece donde no hay lugar
y esta voz suena donde el aire no la lleva
y este olor se percibe donde el viento no lo derrama
y este sabor deleita donde no hay paladar
y este abrazo se recibe donde ya jamás se aparta..."

Esta retórica muuy bonita era verdad en San Agustín y acaso también en Fray Luis de Granada; pero si yo la diese como verdad en mí, mentiría. Parecen vanas palabras en este aire ateo y confuso, materializado y ensoberbecido. No solamente no buscan a Dios hoy la mayoría de las gentes; pero muchos dellos se han desembarazado de El lindamente proclamando que no existe. Y algunos de quienes lo predican no saben cómo es; por lo menos no saben definirlo ni explicarlo. 

Una vez oí un famoso sermón sobre este Evangelio de hoy justamente, que contaré. (Dudé mucho de si contar o no esta anécdota chocarrera y desedificante, aunque verídica; pero en fin, se puede; pues pasó hace mucho y nunca conocerán al protagonista, que incluso creo volvió a España). Así pues, era en el tiempo en que yo tenía que ir a oír Misa, porque no me dejaban decir Misa; habían inventado el "condicionamiento geográfico del Santo Sacrificio"; o sea que dicho por mí en Buenos Aires no valía y en Salta valía; y yo no podía vivir en Salta; 'condicionamiento geográfico" que duró 10 años y le puso fin de un golpe el Papa Juan XXIII.

Así pues, como digo, fui a una Iglesia y allí escuché una homilía que decía: 

"¿Qué es el amor de Dios? ¿Un hombre que cumple todos los mandamientos ya tiene el amor de Dios? Todavía no". Yo le susurré a mi vecina: "¡Pero eso no es poco!" y ella me miró con desaprobación. Y entretanto el predicador seguía: "¿Y si un hombre cumple además todos los preceptos evangélicos, tiene el amor dé Dios? Todavía no. ¿Cuándo pues tiene el amor de Dios? Cuando ama a Dios como San Agustín, con toda su alma, con todo su corazón, con todo su intelecto, con todas sus fuerzas, con todos sus sentidos, con todas sus palabras,  movimientos y pensamientos...". Volví a mi casa muy descorazonado y le escribí al Superior dese Convento esta carta: "Reverendo Padre Superior: el Padre que predicó ayer en la Misa de 11, no sabe predicar, no sabe teología y no sabe dónde tiene la mano derecha; hay que retirarlo de la predicación". Firmé con mi apellido materno, Conté Pomi, y puse debajo: "Visitador clandestino de Parroquias". ¿Y qué pasó el domingo siguiente? Voy a Misa de 11 y veo aparecer muy orondo, con gran sorpresa mía, el mismo predicador de marras y comienza a vociferar. Entonces le pregunté muy bajito a mi vecina : "Pero ¿quién es ese Padre?" y me contestó: "Es el Padre Superior". 

Telón. 

Cristo no exageró desa manera: según El, quien cumple los mandamientos ama a Dios. "Si vis ad vitam íngredi, serva mandata". Me atreveré a decir que alguien que no cumple bien los Diez Mandamientos, cae y se levanta, peca y se arrepiente, ya ama a Dios aunque sea incoadamente. Un gran escritor argentino que está ahora viejo; y más que viejo, achacoso, me dijo un día que él no podía amar a Dios de ninguna manera. Yo no le dije nada entonces, pero un día se lo diré: ha sido un hombre íntegro, ha cumplido un buen trabajo poético, ha beneficiado al país: pues entonces HA AMADO A DIOS, bajo la hipóstasis de la Belleza, que es uno de los nombres de Dios; el más frágil y peligroso, pero es uno de los nombres de Dios. 

De modo que para concluir en positivo, repetiré los tres grados del amor de Dios según San Ignacio (aunque él los llame los Tres Grados de Humildad) a saber: 1er. grado: que yo así me baje y me humille en mi espíritu que por todos los bienes de la tierra y ni aunque la vida me quitasen, no sea en deliberar en hacer un solo pecado mortal. 

2do. grado: que ni por todos los bienes de la tierra y ni aunque la vida me quitasen, no sea yo en deliberar en hacer un pecado venial. 

3er. grado: que si tuviera que elegir entre riqueza y pobreza, honores o deshonor, poder o sujeción, siendo igual gloria de Dios entrambas cosas, resueltamente elija lo menos y no lo más, solamente por parecerme a Jesucristo, Hijo de Dios que desa manera eligió al bajar a este mundo. ¡Solamente por parecerme más a Jesucristo! ¡Sin otro provecho! 

Me dirán que es una suposición irreal, que no puede darse esta última —o las tres, si vamos a eso. Pero en los mártires se dio. Y si van a la Iglesia del Carmelo en Charcas 2400 verán un cuadro de la Visión de San Juan de la Cruz, en la cual visión se le apareció (según cuentan) Jesús con su cruz y le preguntó: "¿Qué quieres te dé por lo que me has servido?" y el Santo respondió: "Domine, pati et comptemni pro Te", "Señor, padecer y ser despreciado por Tí"; que sin duda lo dijo en español, que Jesucristo lo domina, más que el Papa Pío VI; y después vino algún pedante y lo puso en latín... 

Amemos a Dios, empezando si acaso por el Primer Grado. 

Leonardo Castellani (Jauja, octubre 1968) 

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